sábado, 6 de octubre de 2012

mortadela en mal estado


hablar de mí es tan patético como algo que vuelve una y otra vez a lo mismo. el retorno y el drama. la innecesaria institucionalización de todo lo que hay alrededor mío se ha convertido en un malestar crónico. todo son máscaras imbuidas en rostros arrugados con fechas de caducidad que siguen un patrón que siempre siguieron, pero que ahora visualizo a través de otra máscara menos lasciva. de algún modo, me vuelvo a sentir extremadamente enferma. el dolor no se limita a un tratamiento medicamentoso ni a unas pautas tipificadas en un manual. siempre hay algo más que el ser humano tiende a limitar a través de definiciones abstractas y que a mí me laceran como un punzante chillido de bebé. ya sé lo que tengo dentro de mí, nadie me quitará jamás esto, aunque los valores y normas sociales intenten aplacar lo que uno es a través de los senderos que traza. me amoldo a las causalidades y espero los efectos con sorpresa, aún sabiendo que se trata de algo que se repite a la saciedad: la muerte tiene diferentes procesos dentro de mí. yo muero muchas muertes en un día. yo vivo muchas muertes en un día. 

el amor y el egoísmo siempre estuvieron unidos por un cordón umbilical, hasta que una noche decidí cortarlo, y aún mis manos siguen manchadas de sangre color marrón oscuro, putrefacción y agua estancada. espero algo que puede que nunca llegue, pero lo espero. en la espera muero y en la misma espera resucito. a través de lo que siento me muevo, y precisamente por ello tengo ahora estas arcadas: nadie jamás me supo querer, o yo no fui capaz nunca de saber lo que es querer porque tuve miedo a que me maten, como alguien antes lo había hecho. eso, o la mortadela que compré antes en la tienda de alimentación a las 00:34 de la madrugada, estaba caducada, lo cual era de esperar observando las condiciones en las cuales adquirí tal veneno, empujada por el hambre, aún habiendo visto que la cadena de congelado se había saltado los protocolos mínimos de seguridad. la desesperación ha sido en este caso el arma homicida. he vomitado antes y tengo miedo de volver a hacerlo. tengo verdaderamente muchas náuseas, y lo único que puedo hacer es tomar manzanilla. quizá sea mejor dormir, aunque me esté muriendo física, psíquica y metafóricamente hoy.

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